viernes, 21 de noviembre de 2014

NOTA 10. Tu fobia a los animales.



Aun me pregunto dónde nació tu fobia. Cuando eras un bebé teníamos un perro criollo que se llamaba Chigüiro. A ti te gustaba acercarte a él. Nunca te hizo daño. Es curioso cómo le tienes miedo hasta a las gallinas. Le echo la culpa a que vivimos en un apartamento pequeño en una unidad residencial. Allí no hay suficientes zonas verdes para divertirte. Tu única actividad cerca de la naturaleza es tu colegio.  

Si lo pienso bien, tu infancia es muy distinta a la mía. Desde niña tuve encuentros con los animales domésticos, teníamos un perro y visitábamos la finca de mi abuela donde había gallinas, pavos, caballos etc. En cambio, tú solo los conoces por la tele.

Nos hemos hecho el propósito de llevarte a estar en contacto más seguido con la naturaleza. A lo mejor es nuestra culpa por darte una vida de concreto. Como niña necesitas vivir otras experiencias que te creen recuerdos hermosos y que disminuyan los miedos que has acumulado. Nos hemos estado haciendo un autoexamen para descubrir en qué momento te infundamos las fobias o cómo contribuimos a eso.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

NOTA 9. Deseando más tiempo contigo




Estoy en la oficina, son las 8:00 a.m. En este preciso momento me siento como en un callejón sin salida. Estoy pensando en lo delicioso que pasamos anoche jugando al “futgol” (no hay poder humano que te haga pronunciar bien la palabra) en la sala del apartamento. Quisiera tener la libertad de compartir más momentos contigo de ese tipo. Por regla general, solo disponemos para compartir hora y media, a lo sumo dos. Yo quisiera que fueran más horas, muchísimas horas.
Hace un momento hice una pausa para leer un bloguero que admiro, Ángel y su blog "Vivir al máximo". Ese chico es una inspiración para mí. Todo lo que dice es muy cierto. Para empezar estoy

martes, 28 de octubre de 2014

NOTA 8. Mis celos de madre.



Anoche tenía muchas cosas en mente. Unas ganas enormes de comerme el mundo. Quiero crear el negocio de mi vida con piloto automático que me permita disfrutar tu crecimiento y no perderme de lo mejor de ti: tu infancia.

Verte para mí es como brisa para mi rostro. Me encanta ver tus ojitos grandes de mirada inquisidora y esa sonrisa tierna.

Tu abuela ha salido a hacer una diligencia. Has elegido quedarte conmigo pese a que te di a escoger. Nos quedamos viendo uno de tus muñecos favoritos (Dora, la exploradora). A decir verdad, ni siquiera estaba concentrada en verlos. Tú lo notaste y me dijiste: - ¡Mami, mira!

Al poco rato, te has sentado en el balcón a mirar el horizonte con lágrimas en los ojos, diciendo:
-          ¿Dónde está mi abuelita? ¿Yo quiero ver a mi abuelita? La amo mucho.

Me sentí muy mal en ese instante. Mi reacción fue decirte que me iría a dormir mientras te quedabas allí en el balcón, porque yo no soy tan importante para ti como tu abuela.Reconozco que fue un ataque de celos. Fue una reacción que no merecías. Tan sólo eres una niña de tres años. Es normal que sientas más apego a tu abuela: ¡no me ves en doce horas!

jueves, 23 de octubre de 2014

NOTA 7. La promesa



En tiempos inmemoriales se daba mucho valor a la palabra. Prometer algo a otra persona no requería firmar ni autenticar un documento. La palabra era suficiente. Podríamos pensar que eso ya es historia pero contigo me doy cuenta que para los niños sigue siendo muy importante y recuerdan una a una las palabras dichas.

Te prometí que jugaríamos a las cocineras cuando llegase del trabajo al día siguiente. Tenía toda la intención de hacerlo.

Al día siguiente como de costumbre llegué del trabajo, te abracé, te mime y me dispuse a cenar. Luego encendí el computador portátil para escribir en este blog, cositas que quiero que recuerdes. Estabas a mi lado mirándome fijamente.

- Mami, me prometiste que jugaríamos a las cocineras cuando llegaras del trabajo. Ya tengo mis juguetes listos en mi cuarto para empezar.
      - Hija, me das un momento que tengo que hacer un trabajo.

miércoles, 22 de octubre de 2014

NOTA 6. Un intruso: ¡el telefóno inteligente!



He llegado a casa como de costumbre tras doce horas por fuera. De la misma forma que todos los días estas esperándome en la puerta. Es una alegría inmensa verte.

Empiezas a contarme todo lo que te ha pasado en el día, las cosas que hiciste y a cantarme las nuevas canciones que te han enseñado en el jardín. De repente, te quedas callada. No lo he notado aún. Luego con voz entrecortada me dices:

-        Mami, ponme atención.

-       Te estoy poniendo atención, hija.

lunes, 20 de octubre de 2014

NOTA 5. El ejemplo.



Hace poco había llegado del trabajo. Estabas en el balcón del apartamento esperando mi llegada. Vi tu felicidad al verme luego de doce horas ausente.

Cuando llegue a la puerta, tú estabas ahí con esos ojitos rebosantes de felicidad.

  -          Mami, te amo. Te he estado esperando, quiero que juguemos.

      Te besé dulcemente en la frente y te di un abrazo fuerte. Te pedí media hora para cenar, descansar un poco y poder dedicarte el tiempo que me estabas demandando. Fuiste a sentarte en el sofá a observar las noticias que estaban pasando por la caja idiota (el televisor) aguardando el tiempo prometido para jugar.

Hemos empezado el juego, por fin. 
-          Mami, hoy jugaremos a la doctora Juguetes. Mi abuelo está enfermo y tu estas acompañándolo en el área de urgencias del hospital y yo seré la doctora que los atenderá.

miércoles, 16 de julio de 2014

NOTA 4. Tu lógica de niña.

Cierto día, nos encontrabamos cantando "La iguana". Empezamos así: - "Había una vez una iguana, con una ruana de lana, peinándose la melena junto al río Magdalena. Y la iguana tomaba café, tomaba café a la hora del té". Justo aquí me interrumpiste para decirme: - Mami, la iguana es un animal que no usa ruana ni tiene pelo y tampoco toma café. Solo las personas hacemos eso. Me quedé paralizada, tenías toda la razón.

Entonces, te expliqué que es sólo una canción divertida para los niños. Te dí la razón respecto de que no es lógica la canción, como no lo son muchas de las que cantamos cuando estamos juntas. Me sorprende que haces lo mismo con los cuentos y me refutas porque nunca has visto un hada ni mucho menos un duende. ¡Eso de dónde salió mami!

Cantar y leer contigo es una hazaña. Me encanta tu sentido crítico.Tienes tres años y ya relacionas situaciones que no te parecen coherentes. Me alegran las habilidades que estás desarrollando pues te servirán mucho a medida que vas creciendo.

Te quiere mucho, tu mami.

miércoles, 4 de junio de 2014

NOTA 3. Los cuentos para dormir

Hace poco he decidido leerte un cuento todas las noches antes de acostarte para incentivar tu amor por la lectura y cultivar tu imaginación. Cada día recuerdas de manera excepcional cada cuento que te he leído. Lo más maravilloso de todo es la manera tan práctica como recreas nuevas historias a partir de lo escuchado, por ejemplo, el patito feo, para ti es el patito bonito.

Me causa emoción verte tomar el libro de cuentos, simular que me lees uno y escuchar como vas inventando una historia para mí. Me aseguras que me estás leyendo, cuando es imposible pero yo te sigo la corriente. Apenas tienes tres años y sólo sabes las vocales, contar hasta diez, el himno de Colombia, el Valle y tu colegio. Me agrada enseñarte el amor por la lectura, de este modo, estaré tranquila sabiendo que a medida que crezcas tendrás un apetito enorme por conocer más allá de las letras y que te permitirán formarte un criterio frente a las inquietudes de la vida.