jueves, 23 de octubre de 2014

NOTA 7. La promesa



En tiempos inmemoriales se daba mucho valor a la palabra. Prometer algo a otra persona no requería firmar ni autenticar un documento. La palabra era suficiente. Podríamos pensar que eso ya es historia pero contigo me doy cuenta que para los niños sigue siendo muy importante y recuerdan una a una las palabras dichas.

Te prometí que jugaríamos a las cocineras cuando llegase del trabajo al día siguiente. Tenía toda la intención de hacerlo.

Al día siguiente como de costumbre llegué del trabajo, te abracé, te mime y me dispuse a cenar. Luego encendí el computador portátil para escribir en este blog, cositas que quiero que recuerdes. Estabas a mi lado mirándome fijamente.

- Mami, me prometiste que jugaríamos a las cocineras cuando llegaras del trabajo. Ya tengo mis juguetes listos en mi cuarto para empezar.
      - Hija, me das un momento que tengo que hacer un trabajo.
 Me quedé pensando por un instante. Es cierto que te prometí jugar cuando llegara de trabajar. También es cierto que no te dije que tenía que hacer algo pendiente antes de eso. Entonces valoré que podría perder si aplazaba por un rato mis escritos en el blog. Me sorprendí diciéndome la frase: “serás madre toda la vida pero Sofía sólo será niña una sola vez”.


Dejé lo que estaba haciendo, me coloqué ropa cómoda y empezamos la función. Nuestro menú del día fue pollo en salsa y pan con leche. Servimos en tus platitos diminutos para tus abuelos y para nosotras.

Quiero que mantengas tu valor a la palabra como un regalo de honor para las personas a tu alrededor. Por eso, cuido mucho las promesas que te hago.

¡Me encanta jugar contigo!
 
Tu madre.

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